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- 2 noviembre 2023
Carta de Martín Lutero para Alberto de Brandeburg
- Por Héctor Bustamante
El siguiente post es un extracto del curso de HI13: Historia De la Iglesia: La Reforma Protestante impartida por el pastor Héctor Bustamante en el Seminario Reformado Sacra Teología.
Muchos conocen las 95 tesis que Martín Lutero clavó en las puertas de la catedral de Wittenberg el 31 de octubre de 1517,1 pero pocos conocen que ese mismo día, Lutero envió una carta a Alberto de Brandeburgo (o de Maguncia) —la cual además fue acompañada de una copia de las 95 tesis.
Esta carta es una joya para la tradición protestante y aquí te la presentamos. En un sentido contiene el mismo mensaje de las 95 tesis pero en un tono más pastoral y más atractivo para la lectura. Muchos no han leído las 95 tesis pues su formato de lista de proposiciones les desalienta de esa empresa, pero leer una carta, algo muy personal, puede atrapar la atención de más lectores. Espero que tú seas uno de ellos.
Para agregarte ánimo a fin de que hagas la lectura COMPLETA de esta carta, además de lo que he dicho anteriormente, déjame darte tres razones de porque ésta es tan valiosa:
- Es una carta que sirve para interpretar las 95 tesis. Es sorprendente que pocos conozcan esta carta pues en un sentido estos dos documentos son inseparables.
- Sirve para ver el proceso teológico de Lutero. Ni las 95 tesis, ni esta carta muestran al Lutero defensor de la justificación de la sola fe, todavía faltaban unos años para que su doctrina se desarrollara plenamente en este aspecto. Así que, aunque este no es el tratado teológico más robusto de Lutero, es valioso para conocer su historia de la manera más fiel posible.
- Último, y más importante que nada, en la carta vemos el corazón de un pastor amoroso. Esta carta, que con las 95 tesis, se opone a las indulgencias, porque éstas estropeaban la práctica correcta de la penitencia, es nacida por la preocupación del pastor por sus ovejas. Lutero pregunta:“¿Cómo pueden entonces, a través de falsas promesas de indulgencias, que no promueven la salvación o santificación de sus almas, llevar al pueblo a una seguridad carnal, declarándolos libres de las dolorosas consecuencias de sus malas acciones con las que la Iglesia solía castigar sus pecados?”
Esta carta nos deja ver el corazón de la reforma de manera particular, el deseo de guiar en la verdad al pueblo de Dios. Esta carta nos revela que de las muchas razones por las que la reforma nació, el corazón pastoral fue de las principales de estas.
Al reverendo padre en Cristo, Arzobispo Alberto de Brandeburgo y Maguncia, Margraviato de Brandeburgo, su estimado señor y pastor en Cristo. La gracia de Dios sea con usted.
Su Alteza Electoral tenga la bondad de permitir que yo, el más pequeño e indigno de los hombres, me dirija a usted. El Señor Jesús es mi testigo de que durante mucho tiempo he dudado, a causa de mi indignidad, en llevar a cabo lo que ahora osadamente hago, movido a ello por el sentido del honor que le debo, reverendo padre. Quiera su Gracia mirarme con benevolencia, a mí, polvo y ceniza, y responder a mi anhelo de su aprobación eclesiástica.
Con el consentimiento de su Alteza Electoral, la indulgencia Papal para la reconstrucción de San Pedro en Roma está siendo propagada por todo el país. No me quejo tanto del fuerte grito del predicador de indulgencias, que no he oído, sino que lamento el falso significado que la gente sencilla le atribuye, ya que las pobres almas creen que cuando han comprado tales cartas han asegurado su salvación; también, que en el momento en que el dinero tintinea en la caja, las almas son liberadas del purgatorio, y que todos los pecados serán perdonados a través de una carta de indulgencia, incluso el de injuriar a la bendita Madre de Dios, si alguien fuera lo suficientemente blasfemo como para hacerlo. Y, por último, que a través de estas indulgencias el hombre es liberado de todas las penas. ¡Ay, Dios mío! Así son conducidas por los caminos de la muerte aquellas almas que han sido confiadas a su cuidado, querido padre, y por ellas se le pedirá cuenta. Porque los méritos de ningún obispo pueden asegurar la salvación de las almas a él confiadas, la cual no siempre está asegurada por la gracia de Dios2, el apóstol nos amonesta “ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor”, y, el camino que conduce a la vida es tan estrecho, que el Señor, a través de los profetas Amós y Zacarías, compara a los que alcanzan la vida eterna con tizones arrancados del fuego, y sobre todo, el Señor mismo nos habla de la dificultad de la redención. Por eso, no podía callar más.
¿Cómo pueden entonces, a través de falsas promesas de indulgencias, que no promueven la salvación o santificación de sus almas, llevar al pueblo a una seguridad carnal, declarándolos libres de las dolorosas consecuencias de sus malas acciones con las que la Iglesia solía castigar sus pecados?
Porque las obras de piedad y de amor son infinitamente mejores que las indulgencias, y sin embargo los obispos no las predican con tanto empeño, aunque es su principal deber proclamar el amor de Cristo a sus fieles. Cristo no ha ordenado en ninguna parte que se prediquen las indulgencias, sino el Evangelio. Entonces, ¿a qué peligro se expone un obispo que, en lugar de hacer proclamar el Evangelio entre el pueblo, lo relega al silencio, mientras el grito de las indulgencias resuena por toda la tierra? ¿Acaso Cristo no les dirá: ‘Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello’?
Además, reverendo padre, se ha difundido en su nombre, pero indudablemente sin su conocimiento, que esta indulgencia es el don invaluable de Dios, por el cual el hombre puede reconciliarse con Dios, y escapar de los fuegos del purgatorio, y que aquellos que compran las indulgencias no tienen necesidad de arrepentirse.
Qué otra cosa puedo hacer, reverendo padre, más que rogar a su Serena Alteza que examine cuidadosamente este asunto, y elimine este pequeño libro de instrucciones, y ordene a esos predicadores que adopten otro estilo de predicación, pues de lo contrario podría surgir otro y refutarlos, escribiendo otro libro en respuesta al anterior, para confusión de su Serena Alteza, y la mera idea de ello me alarma enormemente. Espero que su Alteza Serenísima se digne aceptar el fiel servicio que su insignificante servidor, con verdadera devoción, le prestaría. Que el Señor lo guarde por toda la eternidad. Amén. Wittenberg, la noche anterior al día de Todos los Santos de 1517.
Si a su Excelencia le parece bien, tal vez quiera hojear mis tesis adjuntas, para que vea que la opinión sobre las indulgencias es muy variable, mientras que los que las proclaman creen que no pueden ser debatidas.
Su indigno hijo,
Martín Lutero, agustino, apartado como Doctor en Teología Sagrada3.
- Existe debate sobre si realmente Lutero las clavo o no en la puerta, por mi propia investigación y de la mano de otros historiadores yo creo que realmente si las clavó, aunque muy posiblemente sin toda esa pompa que las películas muestran, es probable que iba solo cuando las clavó pues para la sociedad de ese tiempo Lutero no estaba haciendo nada fuera de lo común, publicar tesis para debate académico era el pan de cada día. ↩︎
- En la traducción del alemán al inglés se lee de la siguiente manera: “For the merits of no bishop can secure the salvation of the souls entrusted to him which is not always assured through the grace of God…” Creo que el significado de “which is not always assured through the grace of God”se refiere a la salvación, para este tiempo Lutero no era todavía un defensor de la justificación, sino un discípulo de Johan Staupitz, un promotor de la gracia pero todavía bajo el concepto del sistema penitenciario de sus días. Sépase pues que para este tiempo Lutero afirmaba que el obispo no puede asegurar la salvación de los pecadores, porque esa gracia de Dios muchas veces es insegura pues el pecador puede estar en un estado de favor y momentos después de desfavor, por causa del pecado. Lutero confesaría algo totalmente distinto tiempo después. ↩︎
- Este fue un estricto extraído de TO ALBRECHT OF MAYENCE , October 31, 1517. [para Alberto de Maguncia, 31 de octubre de 1517] {Traducción no oficial por Víctor Velasco} http://www.lutherdansk.dk/Web-Luther’s Letters/Martin Luther – Letters 3.htm. ↩︎
Traducido por Víctor Velasco.
Escrito por Héctor Bustamante.